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Sociedad
5 Dic 2011

Refucilos de arte en las calles de Castelar

El grupo de artistas del oeste Rayo Cabayo implementa sobre las paredes y veredas una forma de arte especial. Pájaros gigantes y museos en las esquinas son parte de sus obras.
La ciudad de Castelar está intervenida. Pájaros gigantes, brillantes y coloridos se hicieron cargo de las veredas, acompañados por cuadros y museos al aire libre. Es que como si se tratara de un refucilo de creatividad, el Rayo Cabayo está recorriendo el barrio.

Sin anuncio alguno, sus intervenciones artísticas aparecieron de un día para el otro ante los ojos de todos los vecinos. Los pájaros cercanos a la estación y el túnel fueron los más notorios, pero las ideas del grupo de artistas son muchas y buscarán transformar el movimiento artístico de toda la zona oeste.

“La primera intervención que hicimos fue la de los vasitos de plástico (Cuprocking). Consistía en utilizar los rombos que se forman en la grilla del alambrado para encastrar vasitos descartables de plástico y formar las letras que forman Rayo Cabayo. Esto lo hicimos en Castelar, justo en la esquina de la estación, para a través de Facebook mostrar algo interesante de lo que queríamos hacer”, explicaron a Castelar Digital y continuaron, “la segunda acción fueron las letras corpóreas que se colgaron en Ciudad Universitaria. Cada integrante de Rayo Cabayo armó una letra de 70cm de ancho por 100cm de alto y se colgaron todas en el tercer pabellón de Ciudad Universitaria de forma tal que se leía “RAYO CABAYO”. La técnica era libre, lo único que había que respetar era la medida de las letras, pero había letras pintadas, collages y otras caracterizadas”.

Sus integrantes son de toda la zona pero han tomado a Castelar como base operativa. Rayo Cabayo son Fernando Radl, Josefina Pérez Campione, Belén Del Corti, Lucía Di Martino, Macarena Fatne, Melisa Potoknik, Nicolás Gómez y Pablo Saporiti. “Los integrantes de rayo son oriundos de la zona oeste. Merlo, Padua, Castelar, Ituzaingó y Morón. Su perfil es muy diverso. Dentro de Rayo hay diseñadores, artistas, estudiantes, músicos. Están los que utilizan más la compu como herramienta, los que van más para manualidades, los mas pintores, los mas geométricos, los mas habladores, los mas callados, los más serios, los mas loquillos. Gente colorida en resumen”, explicaron.

El grupo surgió en 2010 cuando se realizó una muestra de arte en la que se reunieron distintas generaciones de creativos: “gente entusiasta de perfil artístico de la zona oeste, era una exposición que comprendía un proceso de trabajo e investigación de un año entero. En esa ocasión participaron aproximadamente 60 artistas, diseñadores y músicos. El espíritu de este acontecimiento generó nuevos lazos y resultados muy interesantes, por lo cual muchos de sus integrantes decidieron seguir adelante y formar un grupo estable, para poder generar un intercambio con la comunidad y expandir sus conocimientos y habilidades individual y grupalmente”.

La siguiente acción del grupo, ya con los miembros actuales, fue la de empapelar la ciudad con pájaros: “el objetivo era darle un poco de color y vida a la ciudad; decorarla. La metodología fue la misma que con las letras corpóreas, un mismo formato para todos y técnica libre. Así salieron un montón de pájaros en gran formato donde se podían ver collages de todo tipo de papeles, pintadas, stencils, etc. Estos pájaros los pegamos en lugares donde creíamos que el pájaro iba a resaltar y decorar. Fue bastante divertido y notamos que fueron bien aceptados por la gente ya que duraron mucho tiempo pegados y nadie los pintó encima. Ahí nos dimos cuenta que eso de decorar la ciudad y compartir el arte en la calle daba para mucho más. Empezamos a pensar que las esquinas del barrio se podían convertir en un museo hasta que comenzamos a trabajar sobre el concepto de ‘Un museo en cada esquina’, explicó uno de los artistas.

Con las paredes de la zona como marco para las obras, el grupo ideó lo que sería “Un museo en cada esquina”, una forma de iluminar las calles, llenarlas de color y de trabajos de autor: “surgió la idea de crear pequeños murales y enmarcarlos de forma tal que cada vez que un vecino pasara por esta esquina sintiera la sensación de estar en un museo. El primer museo lo trabajamos sobre la pared que donó un vecino de Ituzaingó e invitamos a Victor Potocnik, un artista que no forma parte del grupo pero vive en el Oeste, y lo conocemos desde hace mucho tiempo. La experiencia fue realmente muy buena y los vecinos que pasaban caminando, en bici o auto se detenían porque les llamaba la atención y algunos hasta sacaban fotos con los celulares”.

Los miembros de Rayo Cabayo reconocen que el público, los vecinos de Castelar, fueron ambiguos ante sus obras. Si bien a casi ninguno le molestó y a muchos les causó curiosidad, algunos incluso catalogaron sus obras: “nos alagaron diciendo -esto tiene un nivel re capital- y otros dijeron -esto es re capital- en el sentido negativo. No estamos acostumbrados a ver muestras así en el oeste, ya que las cosas de cultura y arte están muy reducidas a lo que hace la Municipalidad y no la gente común que vive en el oeste. Digitalmente hablando, al día de hoy tenemos casi 900 seguidores fruto de esas muestras”.

Si bien las obras fueron bien recibidas e inclusive han tenido llamados de vecinos de Morón quienes ofrecieron las paredes, fachadas y paredones de sus casas para implementar el Museo en cada esquina, no siempre fueron bien vistos. Recuerdan casi como una anécdota que mientras pintaban el mural de Ituzaingó debieron dar muchas explicaciones a los policías que, alertados por un vecino, se acercaron al lugar para detener a quienes hacían grafitis: “tuvimos un pequeño cruce, pero Robert (el dueño de la pared) salió a defendernos y se fueron. Se ve que al vecino no le gustaba la idea de que borremos la frase “viva Perón” que estaba escrita con aerosol justo en el medio de la pared. Nos vamos a encontrar con estas situaciones muchas veces porque hay quienes piensan que pintar una pared es un delito, pero tenemos que seguir pintando, ya que parte de nuestra misión es educar al vecino y demostrarle que el arte hecho con respeto puede integrarse al barrio y convivir en plena armonía”.

En un futuro no lejano, el grupo tiene planeado continuar con su arte al aire libre: “Tenemos proyectos que una vez iniciados no tienen fecha de vencimiento porque son formatos que ya implementamos como los pájaros, un museo en cada esquina y los Wallpapers digitales que semanalmente posteamos en Facebook para que la gente los pueda descargar. Estamos planeando otro mural; tenemos un nuevo animal en camino, por lo que le vamos a dar vuelo a los pájaros en cualquier momento. Tenemos un proyecto, Minimundos, una muestra colectiva bajo una premisa general para todos, pero las obras van a ser de carácter individual como lo fue la primera exposición de Rayo Cabayo en la UGC de Haedo. Hay archivadas un par de ideas que seguramente las concretemos el año que viene”, finalizó el entrevistado.
Las obras de Rayo Cabayo pueden seguirse a través de su perfil de Facebook http://www.facebook.com/rayocabayo , e inclusive aún se pueden ver lo pájaros que colgaron en el lote que alguna vez ocupara la Calesita de Don Atilio frente a la barrera.
Una forma simple de conocer el movimiento es a partir de lo que ellos mismos explicaron en su Facebook, una especie de proclama y lema de cada uno de los artistas que buscan iluminar y transformar las calles de Castelar: “Nos bautizamos con agua de la calle. Nos hicimos amigos y salimos a galopar: Ramos Mejía, Haedo, Morón, Castelar, Ituzaingó, Padua. Como caballos en la tormenta cruzamos nuestro campo de acción en bicicletas y patinetas, con entusiasmo, convicción. Nos manifestamos, como chicos de departamento buscando una pared para pintar. Con calor por fuera y por dentro, como espíritus desordenados siguiendo el olor de los tilos. Nos transformamos en movimiento, en el paso resuelto de un tropel en la noche. Nos hicimos más amigos, nos juntamos, compartimos, nos acompañamos; nos vimos crecer. Imaginamos los ríos y las playas asaltando patios y terrazas. Nos vimos crear. Cantamos en cuero y en patas las canciones que hablaban de uno y de todos. Nos vimos creer. Con los charangos y con perros siguiéndonos. Con la puerta siempre abierta y los crayones sobre la mesa -siempre- para el que supiera dibujar; y también para el que no. Y las sonrisas, las miradas, los dibujos, las guitarras, las fiestas, los artistas, las fotos. Es la década que aprendimos a vivir. Que nos quisimos, que nos peleamos y que nos volvimos querer. Es la década que quedamos a mano. La década que hicimos todo y lo volvimos a hacer. Con los amigos, las amigas, las canciones, las palabras… Ah, las palabras”.

Entrevista: Gabriel Colonna
Redacción: Leandro Fernandez Vivas
Fotos: Rayo Cabayo

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